Prueba: Alpine A110, ‘prêt-à-porter’ automovilístico

Prueba: Alpine A110, ‘prêt-à-porter’ automovilístico

30 marzo, 2019 Desactivado Por Miguel Lorente

En la prueba del Alpine A110 analizamos el ADN de este coche para saber hasta qué punto es digno merecedor de ser el sucesor del deportivo que dona tanto su nombre como su espíritu

He de reconocer que, uno de los mayores atractivos que me supuso poder hacer la prueba del Alpine A110, fue poder estar a los mandos de un coches tan especial, tanto visto desde fuera como desde dentro, porque este coche es, cuanto menos un deportivo exótico.

El Alpine A110 de 2018 es la versión actualizada del clásico del que toma el nombre y replica el concepto de atlético galán francés que fue comercializado por Alpine, el fabricante de automóviles deportivos nacido hacia mitad del siglo XX.

Alpine A110

Pero, este coche no sigue ninguna tradición. Entre su antecesor y él, la industria de la automoción ha cambiado tanto que es incompatible comparar ambos salvo en su capacidad para fascinar a quien se tope con uno de ellos.

Un traje al que ajustarse a sus medidas

La dificultad para acceder a su puesto de conducción no es tan extrema como me demostró, por ejemplo, el Opel Speedster de la prueba que también tienes en Divex Motor pero, desde luego, una persona con una envergadura por encima de una talla media o con una condición física poco menos que flexible puede acabar haciendo un acto de contorsionismo para sentarse en la posición de conducción.

Alpine A110

Una vez sentado, llega el primer escollo para dar inicio a la prueba del Alpine a110: la regulación de la posición de conducción.

El elegante asiento baquet, con elegantes costuras entramadas como cuadros, está anclado al suelo mediante unas guías metálicas, guiño muy racing, por cierto, que solo permite acercarse o alejarse del volante y de los pedales. Ni subir ni bajar, solo acercarse o alejarse respecto del parabrisas.

Sea como fuere, ahora llega el momento de analizar el lujoso interior. Que ya puede darse por resumido con el adjetivo ‘lujoso’. Aquí encuentro la directa correlación entre el precio del Alpine A110 y lo que ofrece: la diferencia entre lo habitual y lo distintivo.

Este coche es un elegante deportivo francés al que no le hace falta tomar anabolizantes para sobredimensionar músculo. Es así por naturaleza y, gracias a ese porte, puede lucir palmito, porque él lo vale.

Como decía, él trata de justificar su coste con detalles como el tapizado de los asientos, la inclusión de Alcántara, piel e incrustaciones metálicas que se replican en el salpicadero, costuras apuntaladas como la alta costura francesa

En general, elementos diseñados con un exquisito detallismo galo y, luego, plásticos. La lacra de cualquier coche premium o de alta gama. Plásticos propios de sus hermanos más modestos, pero plásticos que cuesta ignorar en un coche de ese precio.

Los aireadores laterales tienen un pase, pero los que se sitúan bajo los cinco botones de la consola central… No. Detalles que no son vitales pero que desentonan con un interior muy elaborado.

Alpine A110

El botón de encendido se encuentra en el puente entre los asientos, a escasos centímetros del control de velocidad de crucero y del limitador que, a veces, se pueden llegar a accionar sin querer con el codo y que me hacen pensar «¿quién tuvo la idea de ponerlos ahí?». Un saludo.

También quiero mencionar las orejeras de los asientos del reencarnado Alpine A110, dada la imposibilidad de regular por completo el asiento ni la distancia respecto del volante, en determinados giros, el codo puede quedar bloqueado con este apoyo del baquet haciendo que la maniobra, cuando se trata de un giro cerrado, se dificulte.

Pero vayamos a lo más interesante que se puede hacer en un test del Alpine A110: conducirlo.

Alpine A110

Alpine A110, el d-e-p-o-r-t-i-v-o

El último Alpine A110 de 2018 cuenta con un motor de cuatro cilindros, turbo, de 1.8 litros capaz de producir un sensacional par de 320 Nm entre las 2.000 y las 5.000 y una potencia a 6.000 de 252 CV.

Todo esto, acompañado siempre del sonoro sonido de escape que destaca y acrecienta, en todo momento, la emoción de su conducción, tanto que a veces sobran algunos decibelios cuando el ritmo no es tan espirituoso.

Alpine A110

¿Y cuándo el ritmo se torna endiablado? Cuando se combinan curvas y rectas. En esas zonas es donde la prueba del Alpine A110 cobra más sentido ya que este coche empieza a dar lo mejor de sí ya que traza con maestría las líneas curvas y saca a relucir su potencial cuando se deja atrás el último centímetro curvilíneo para afrontar el primero en recto. Y repetir.

Jugar en un rango entre 3.000 y 6.000 vueltas ofrece momentos en los que se te pone una sonrisa en la cara de oreja a oreja, apretando a fondo el pie derecho y exprimiendo, el motor del Alpine A110 brama mientras ofrece una aceleración en recta brutal.

La dirección es correcta, a veces me resulta algo flácida, aunque se agradece que no sea muy resistente circulando en ritmos más tranquilos pero, en momentos de alta carga de adrenalina, hay que cuidar no pasarse con la rapidez o apertura del volante ya que es delicada y liviana. Lo cual puede llegar a descolocar el coche. Un Alpine A110 que no avisa.

Como ocurre con la respuesta del acelerador de este deportivo. Tiene poco margen de error, es instantáneo y abrupto cuando el modo Sport, que se acciona o desactiva con un sencillo botón rojo, entra en acción, es tan instantáneo que no sé si reír o preocuparme. Finalmente no me quito la sonrisa de la boca.

Alpine A110

Entre otras ya que, el conjunto formado por el motor está muy bien sincronizado con la transmisión automática de siete velocidades EDC, marca de la casa, funciona mucho mejor que en el compacto deportivo de referencia, el Renault Mégane R.S que probamos. que incorpora ese cambio.

Las grandes levas fijas tras el volante, son todo un acierto. No hay situación en la que yerres en su accionamiento, tanto para subir como para bajar. Es cierto que existe un «lag» mental entre la inserción de la palanca una marcha arriba o abajo pero no condiciona en absoluto la entrada de la velocidad que se desea cuando se desea. Solo hay que accionarla una milésima antes de lo que lo harías en un súper depotivo.

Alpine A110, ¿vale lo que cuesta?

Alpine A110

Ahora llega el momento de la verdad, el veredicto tras realizar la prueba del Alpine A110. Mi opinión sobre el nuevo Alpine A110 se resume en que aplaudo este coche hasta que me sangran las manos: es un coche divertido, coqueto, juguetón, elegante, cómodo, abrupto, útil, distinguido, caro…

Porque, por prestaciones y sensaciones, los 61.500 € de este Alpine A110 Premier Edition le permiten entrar en la disyuntiva contra rivales directos como el Porsche 718 Cayman o el Alfa Romeo 4C, para mí, su contrincante más parejo en todos los sentidos, sobre todo por lo que transmite durante la conducción y por el análisis de su interior.

Aún así, el coche merece la pena y mucho. Cruzarse con un Alpine A110 de nuevo cuño será difícil, conducirlo más y comprarlo un capricho de coche que lejos de ser un vehículo de diario (blipaza de acceso complicado, con un maletero poco más que para una bolsa de gimnasio, ruidoso y con un consumo que no bajó de 8 litros de media en los menos de 100 km del test) pero que seguro que será un coche que disfrutará en cada momento de su uso.

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