
Nuevo Omoda 5 de 2025
15 octubre, 2025 Desactivado Por Divex MotorTras su actualización, hacemos la prueba del nuevo Omoda 5 de 2025 de gasolina, un SUV que baja su potencia, aumenta su calidad y mantiene su precio
Durante la semana que ha durado la prueba del Omoda 5 ICE mi impresión ha ido cambiando hasta dejarme un extraño sabor de boca al final de este test.
Primero porque podría decir que los primeros momentos he tenido la sensación de vivir un «dejavu», y no se debe a que fuera porque ya hubiera probado el primer Omoda 5, porque no es así, de hecho, el que ya condujo la primera camada del modelo fue mi fráter Rubén y por eso me interesaba ponerme yo con la actualización más reciente del que, a la postre, ha sido el primer modelo a la venta de Omoda en España.
Como te decía, desde el inicio, la sensación al volante y en el habitáculo del Omoda 5 de 2025 es familiar, porque ya me ha pasado con otros coches chinos, y solo con ellos (bueno, salvando las distancias, es como montarse en un Opel y pensar que lo que manejas es un Peugeot…) Pero en el caso de las marcas chinas de coches baratos empieza a ser recurrente.

Primero me sucedió con los DFSK, luego, con los MG, y ahora con los Omoda (ya te anticipo que después del test del Omoda 5 de 2025 vendrá pocas semanas después la prueba del Jaecoo 7 PHEV, y veremos si sucede lo mismo) y es que son coches muy aparentes, sobre todo por dentro, pero que pinchan en sensaciones profundas de calidad. Y me explico.
No te voy a analizar la apariencia ni la estética de este SUV chino por fuera, ya que, para gustos, los colores y, a mí, especialmente, no me gusta. Hasta aquí mi opinión sobre el Omoda 5 de 2025 por fuera.

Por dentro, el habitáculo del Omoda 5 ICE se presenta muy pero que muy llamativo, lustroso, opulento… una vez que te aposentas en alguna de sus plazas y te tomas un tiempo para palpar, literalmente, su tacto, la cosa cambias.
Ahora voy a decir algo que a no todo el mundo le gusta oír (o leer, en este caso) y es que los coches baratos, lo son por algo. Si el precio del Omoda 5 está en unos 30.000 euros y los SUV alternativos no bajan de 36, 40, 42… no es solo por artimañas o subrrepticios que permitan bajar el PVP fuera de su país natal, es porque los materiales usados son baratos. Y eso se nota.

Como te digo, soy mucho de tocar en los coches que pruebo, de hecho, si me apuras, por este orden, ver, tocar y escuchar, y, en algunas raras ocasiones, oler, porque, a partir de la interacción de casi todos los sentidos (gracias a Dios aún no he tenido que usar el gusto para estas tareas), cuando me subo a un coche, observo con atención desde lo más grueso a lo más lo toco, palpo sus materiales, sus detalles, los presiono… de tal forma que me den información sobre texturas y calidades.
Además, escucho las piezas, y no solo de cara a saber el nivel de insonorización, sino del esmero o la calidad que se ha puesto en su ensamblaje.
Con todo y esto, la impresión que me ha dado el Omoda 5 es la de un coche llamativo, que, de entrada, llega por los ojos y se cuela como cuotas en la cuenta bancaria con facilidad porque tiene puntos, elementos, conjuntos llamativos al cliente poco exigente, al que busca comprar un SUV por 30.000 euros y así subirse al carro de la «Oh Moda» de los SUV sin dejarse un riñón.

Pero luego… no sé yo de la calidad pasada unos 3-4 años/75-100.000 km… Aunque también te digo, que al ser coches tan básicos, lo que menos pudiera sufrir es la mecánica, pero eso lo abordaré luego.
A lo que voy es que, empezando por el salpicadero, el símil de piel que recubre ciertas piezas no creo que soporte especialmente bien la incidencia del lorenzo español cuando más aprieta, tampoco la intemperie nocturna de la alta montaña… los materiales que aparecen no aportan confianza en cuanto a la resistencia honorífica del paso del tiempo.

Los asientos del Omoda 5 Premium, igualmente tapizados en materiales con aspecto noble, parecen endebles en su compostura, sin ir más lejos, las orejeras de las butacas delanteras son flácidas y no creo que sea de cara a ser mullidas.
Igualmente, ni la banqueta ni el respaldo parecen consistentes a la apoyadura de una persona con un peso superior a 70 kg durante muchas horas y muchos días y muchos kilómetros. Habida cuenta de que el tacto de esta «piel» que los recubre ofrece una sensación de «cazadora de cuero de plástico» de 50 euros, no sé si me explico.
Lo que sí me ha gustado del Omoda 5 ha sido la consola central, la enorme, en todos los sentidos, capacidad de almacenamiento que tiene viene cubierta por unos paneles nacarados que, además de bonitos y con detalles chulos, son agradables al tacto, algo endebles, eso sí.

Las plazas traseras del Omoda 5, si bien ajustado el asiento del conductor a mi tallaje me ofrecía este espacio para mis rodillas, no es mucho, también debido a la altura del suelo, ofrecen el espacio justo para dos adultos como yo, comprometidos para 3, y, en cualquier caso, basadas en un sofá de hasta 3 plazas sin excesivas concesiones al confort.

A pesar de lo que pueda parecer por fuera, el espacio detrás queda comprometido sobre todo por la inclinación del pilar posterior que cercena, sobre todo, el aire libre para hombros y cabeza.
El maletero del Omoda 5 da de sobra como coche de una familia de 4-5, siempre y cuando los bultos no sean exageradamente voluminosos. Es un buen punto a su favor, la verdad.

La conducción del Omoda 5 de gasolina
Pues siendo realista, dentro de lo que hay, y eso es que, por definición no me gustan los SUV, el comportamiento dinámico del Omoda 5 de gasolina es correcto, adecuado, apto como «coche pa´to».
Eso significa que, a pesar de su arquitectura, no acusa especialmente las características propias de un SUV. Entiendo que, gracias a su carrocería «coupeizada», un equilibrio en el peso adecuado, y una suspensión que no es demasiado flácida, el coche se mantiene bien donde otros pecan.
En recto y con el pie derecho constante en el acelerador, resulta bastante cómodo conducirlo, ya que no hay excesiva interferencia entre el ruido generado por el automóvil y su desplazamiento sobre el asfalto.
Quizás lo que menos me ha gustado de conducir el Omoda 5 de gasolina es la poca delicadeza de algunas de las «hadas» que corrigen lo que el sistema de seguridad interpreta como una amenaza.
Incluso configuradas de la forma menos intrusiva, más pasiva y/o retardada, los asistentes a la conducción hacen que tengas que luchar muchas veces contra el volante respecto de lo que tú sabes que quieres hacer y lo que el coche entiende que debería hacerse.
Un volante (dirección), por cierto, que sin llegar a ser impreciso, tiene un tacto artificial que llega a resultar volátil, algo que a mí particularmente no me gusta.
Con una potencia declarada que no llega a 150 CV y un peso de algo más de 1.500 kg (en vacío), el motor turbo 1.6 funciona lo suficientemente bie como para no dejarte tirado en momentos como incorporaciones a vías a rápidas o adelantamientos, es suave en bajas y se anima una vez sopla el turbo.
Uno de los aspectos en los que menos puede presumir este coche es referente al gasto de gasolina. El consumo medio del Omoda 5 ICE que he probado se me ha quedado por debajo de los 7 litros en casi 400 km de uso que le he dado (aún faltaba para devolverlo cuando hice la foto), un dato que tendrías que tener en cuenta si piensas usar este SUV como coche de diario.
Conclusión y valoración final tras la prueba del Omoda 5
Que no te quede una mala impresión tras la prueba del Omoda 5 MY25 Premium tras mis palabras, no es eso lo que quiero transmitir.
De entrada, porque, como te decía, al no gustarme los SUV soy más crítico con este tipo de vehículo que con otros, esto también hace que sea y saque más virtudes de los que me acaban «gustando» y éste, te diría, que no me ha disgustado usarlo, que ya es mucho, sobre todo, por su mecánica dócil y equilibrada.

Mi idea es que te quede claro que, aún en 2025, nadie da duros a pesetas, me ha venido muchas veces a la cabeza aquel eslogan de no hace tanto tiempo que decía «Como un Golf, no es un Golf», pues un SUV como un… no es eso a lo que el comprador aspiraba a tener, sino que se lleva lo que paga.
Si te gastas un 30 por ciento menos de lo que te costaría otro equivalente, es por algo, claro que si lo que quieres es comprar hoy para cambiar mañana… lo mismo hasta aciertas si te decides por comprar un Omoda 5 de gasolina.
Si pagas desde 26.000 euros, que es lo que cuesta el Omoda 5 más barato, te vas a llevar uno de los SUV más económicos del mercado, sí, pero plantéate antes de adquirirlo cómo lo vas a usar, cuánto, dónde… incluso, cuántos tiempo o kilometraje piensas tenerlo…

Es un ejemplo de coche de moda, un modelo que nace para satisfacer a una clientela que está especialmente más interesada en comprar un coche por unos 30.000 euros y como marca ahora la tendencia estética más que de las sensaciones a bordo, e incluso de cómo afectará el paso del tiempo y del uso al vehículo mañana.