¿Merece la pena pagar lo que vale un coche?

Divex Motor se declara en objeción de conciencia debido al imparable al alza de los precios de los coches nuevos. Te explicamos por qué y qué implica esta decisión

El precio de los coches nuevos sube de manera constante y desproporcionada en algunos casos y no parece que esto vaya a cambiar sustancialmente en los próximos meses.

Por eso, damos un paso más en nuestra apuesta por la sinceridad en nuestros artículos y nos declaramos objetores de conciencia.

El vaso se ha desbordado

Últimamente me he cuestionado a mí mismo valorando si es legítimo decirle a una persona que cobra 1.200 euros al mes que se gaste 30.000 en un coche híbrido porque la ideología dominante y el mercado exija comprar un coche electrificado y que eso suponga pagar una cantidad que puede llegar a ser un 20 o un 30 por ciento superior de lo que un equivalente con motor tradicional puede o podría costar.

Ya no solo por el nuevo modelo de movilidad eléctrica o electrificada que nos han implantado sin que nadie haya aceptado sino porque, revisando artículos «viejos» me he topado con que el precio de los coches híbridos más baratos a finales de 2022 que podrían costar, pongamos, 21.000 euros, en 2023 han subido 1.000, 2.000 e, incluso, más de 3.000 euros sin que hayan modificado absolutamente nada lo que ofrecen.

De hecho, y no voy a esconderlo, la gota que ha colmado el vaso ha sido la prueba del Jaguar I Pace, un coche eléctrico de lujo de 100.000 euros. Un coche que me ha encantado y que bien podría ser uno de mis coches (eléctricos) favoritos actualmente, pero de ahí a intentar justificar y, sobre todo, aceptar que un coche así valga 100.000 euros me cuesta.

A pesar de entender que comprar un coche así conlleva desde el pago del coste del desarrollo partiendo desde 0 del mismo hasta el halo que supone conducir un coche de esta marca ¿qué sucede cuando se trata de marcas generalistas con coches ordinarios y cuyos precios son excepcionalmente caros para lo que ofrecen? Entonces la argumentación y justificación se hace casi un desafío cuando no imposible.

Y no son lentejas. Las lentejas me gustan, pero no por eso las como a diario. Pues no paso por el aro. Me rebelo y pongo al equipo de Divex en huelga revolucionaria.

Divex Motor se declara en rebelión

Divex Motor es mi púlpito y, como director del medio, me declaro en objeción de conciencia y anuncio que en las próximas pruebas que publiquemos dejaremos de valorar si el coche vale lo que cuesta

Queremos que quien juzgue si el precio de un coche nuevo merece la pena lo haga el interesado en hacer su compra.

¿Cuántas veces has discutido tú, lector, sí tú lector, que el precio de un Lamborghini, de un Ferrari o de un Bugatti… está justificado porque compras un artículo de lujo, o porque es una pieza limitada, o porque su construcción está hecha a partir de materiales extremadamente costosos…?

Ahora ponte a justificar que, por ejemplo, un Hyundai Ioniq 5 de menos de 230 CV y autonomía inferior a 500 km cuesta casi 62.000 euros… Lo ves difícil, ¿verdad?

Nosotros queremos que nuestra opinión se centre en cómo es un coche para que un futurible cliente luego se acerque al concesionario y valore si lo que le piden le merece la pena, no que corra el peligro de comprar un coche por internet sin tan siquiera haberse metido en él porque tal o Pascual, o mucho peor, porque los de una web (Divex Motor) dicen que el coche está bien para lo que vale… ¿pero y si a él no le vale? No quiero cargar con la responsabilidad, la verdad.

Yo puedo opinar sobre si me gusta un coche, si es cómodo, si es divertido… pero en una época donde no existen los coches baratos, comprar un coche nuevo no es una inversión sino una apuesta casi a ciegas porque ¿y si el coche sale mal y luego tiene problemas de fabricación, fiabilidad…?

Esa es otra.

Muchas veces he probado coches y, tiempo después, he pensado cómo habrán envejecido, temiéndome en muchos caso que mal. No todos los coches llevan bien el paso del tiempo ni la adición de kilómetros en su odómetro, por muy caros o baratos que sean. Entonces puede ser que lo barato salga muy caro.

A partir de ahora, bajo mi consigna y, de otra parte, bien sabida, compartida por y desde el equipo de redacción, en las pruebas que realicemos, las opiniones nuestras se limitarán a valorar el coche que toque en cuanto a su estética, habitabilidad y dinamismo, el enjuiciamiento del precio de venta y su justificación quedará en manos del lector que, en último caso, debería ser el único responsable de decidirse por comprar un coche nuevo o no según sus propias decisiones.