Prueba: Abarth 500e

Prueba: Abarth 500e

24 enero, 2024 Desactivado Por Miguel Lorente

Ya teníamos ganas de hacer la prueba del Abarth 500e tras ser candidato a coche del año. Un test del que nos llevamos muchas y variadas impresiones

Te advierto que el artículo que vas a empezar a leer no va a ser al uso como hacemos en Divex Motor, no voy a desmenuzarte el coche, sino que solo te voy a contar las impresiones y conclusiones que he extraído tras usar el Abarth 500e como coche de diario.

No te voy a hablar del mucho plástico que aparece en su salpicadero o puertas, tampoco de las inserciones dispersas de piezas en Alcántara, ni siquiera te voy a hablar del poco agarre que tienen sus semibackets o lo mucho que cuesta abatirlos para entrar atrás…

Ni siquiera sobre el avance que ha supuesto el nuevo sistema multimedia uConnect respecto del antiguo… No. No, porque ya te lo he dicho y poco más tengo que decir.

Te voy a contar lo que pienso y mis opiniones sobre el Abarth 500e.

El Abarth 500e como utilitario deportivo

Porque esta es la primera, el Abarth 500e no es un deportivo apropiado ni para tandas, ni para domingos de tramos, como mucho, para sentir la patada de las mecánica eléctricas en un 0-100 o similares.

Con poco más de 250 km de máximo rango, la autonomía del Abarth 500e es el gran problema que le encuentro a este coche para poder disfrutarlo.

Habituado a tener que echar, como poco, 50 km de ida y otros tantos de vuelta hasta la zona de montaña o curvas que habitualmente uso y disfruto para conducir coches deportivos, con alegría y el modo activo, el coche no me llega ni para un domingo de tramo.

Ni que decir tiene que, no puedo imaginarme hacer unas tandas en circuito de 20 minutos a fuego con él, básicamente porque dudo de que pudiera terminarlas.

Resulta absurdo tener un deportivo que depende de ir enchufándose, casi, de puerto de montaña en puerto de montaña, o casi de vuelta en vuelta, para poder disfrutarlo. Eso sin contar el tiempo mínimo invertido/perdido entre recargas, aún siendo rápidas.

Tiene un aplomo brutal, bondades de llevar la batería como condena, pero aliada para esto, en el piso del auto. Además tiene una dirección muy precisa, aunque demasiado artificial.

Es como una lapa extremadamente precisa pero insulsa, ni siquiera en las aceleraciones supinas, con 155 CV no resulta tan explosiva como otros eléctricos, incluso de planta y carácter nada deportivos.

El Abarth 500e como coche de ciudad

Pues mola o, directamente, es donde mejor va el Abarth 500e.

Porque, con sus dimensiones, se mete o lo metes donde quieres y, encima, con el buen hacer de su dirección en este entorno y su enorme amplitud de giro, lo aparcas donde quieres, giras en la calle con el cruce más perpendicular que haya o, directamente, haces slalom entre otros coches en el atasco mañanero al trabajo.

Eso sí, ten en cuenta que es un dos plazas reales, cuatro homologadas, pero que ni tan siquiera vale para llevar dos niños detrás. Literalmente, mis hijos, una con alzador y el otro con silla, han ido compactados detrás.

Es más, mira cómo quedaba y cuánto espacio libre tenía yo mismo ajustado el asiento delantero del copi a mi altura (1,80) en las plazas traseras del Abarth 500e y juzga si es para un adulto.

El sonido del Abarth 500e

Si uno de los mayores alicientes que tiene cualquier Abarth de gasolina es su motor, el sonido del Abarth 500e sencillamente es absurdo, por mucho que el equipo de «genieros» del Sound Design Studios se haya esforzado en este Sound Generator System del Abarth 500e.

Los chicos responsables del sonido del Abarth 500e

Y eso que uno de los motivos por los que pedí hacer la prueba del Abarth 500e a la marca fue toparme con el mismo ejemplar que he probado un día que andaba yo por las instalaciones de Stellantis.

A priori, es llamativo, encandila y resulta hasta «gracioso». Ahora, cuando te subes en él, lo enciendes, que no arrancas, y empieza a salir por el altavoz externo el bramido equivalente al escape Record Monza del gasolina, sencillamente es de locos.

Juzga de nuevo tú mismo en el vídeo donde recogí la activación del sonido del Abarth 500e y su posterior desactivación.

La autonomía y el consumo del Abarth 500e

He vivido una semana con él y he vivido una semana pendiente de su autonomía. Organizándome mis rutinas pensando cuándo y dónde «echarle» unos watios en el acumulador… Recuerdo cuando en la presentación del SEAT Mii Electric el ingeniero nos dijo «con 200 km, tienes un coche para usarlo de lunes a viernes y el sábado recargalo mientras haces la compra»… pues va a ser que no es así.

Este coche es para vivir conectándolo al wallbox de aparcamiento en aparcamiento. Es como un móvil cuya batería empieza a fallar y más vale dejarlo cargando cuando estás bajo techo y solo soltar el cable cuando sales de casa o la oficina.

En la prueba del Abarth 500e he recorrido más de 275 km, cerca de 1/3 dedicados a conducirlo en carreteras de curvas, de los otros 2/3, uno ha sido en ciudad y el resto en vía interurbana.

Así con todo el consumo medio con el Abarth 500e  de esta prueba ha quedado por debajo de 14 kW a los 100, bajando incluso la media de 18,1 del propio fabricante.

 

Un registro que creo que es hasta meritorio pero que se ha debido, en gran parte, a circular yo solo, sin acompañantes (lastre), en «modo Flanders», además de sin activar el el sistema de calefacción ni mucho menos activar los asientos delanteros calefactados o cargar por cable o inalámbricamente un teléfono móvil para ahorrar el máximo de electricidad.

Y ya te digo, obsesionado con gastar lo mínimo, disfrutar lo máximo posible y enchufarlo cada vez que tenía a mano un puesto de recarga.

El precio del Abarth 500e

El precio del Abarth 500e, desde 38.600 en tienda física y en promoción virtual desde 37.148 resulta cuanto menos aterrador.

A mí, como petrolhead que usa un Saxo VTS de diario e incluso como coche de fin de semana y usuario como automóvil familiar un Subaru WRX STI, la vida con un Abarth 500e no me compensaría (a menos que éste fuera mi tercer, cuarto o a saber el número de coche que hiciera en mi colección de caprichos), eso sí, es chulo a rabiar.

Ahora, me dices «¿estarías dispuesto a comprar un Abarth 500e por 36-38.000 euros como capricho?» Sí, pero en todo caso optaría, por mi salud mental, por ir a por, por ejemplo, el Abarth 595 Competizione que probé y que me enamoró.

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER
y recibirás un correo cuando publiquemos un nuevo artículo