Prueba: Ford Mustang Convertible GT 5.0 V8

Prueba: Ford Mustang Convertible GT 5.0 V8

21 diciembre, 2024 Desactivado Por Divex Motor

¿Te imaginas poder probar un Ford Mustang descapotable de casi 450 CV de potencia y propulsión a las ruedas traseras? Pues nosotros lo hemos hecho. Te contamos qué se siente en este artículo

Cada vez que he ido a Ford España a recoger uno de sus coches he mirado con mirada sucia todas y cada una de las unidades del nuevo Ford Mustang que por allí veía. Azules, negras, grises… fastback, descapotables… Por eso, tocaba pedir uno. Daba igual el color y la carrocería, lo único importante era hacer una prueba del Ford Mustang Convertible.

test ford mustang v8 convertible

Y así fue, emplazada para el puente de la Inmaculada, el préstamo de la unidad cedida era la correspondiente a un ejemplar descapotable, por lo que, dado el frío y las condiciones meteorológicas reinantes (que llueve… que no llueve… que llueve… que no llueve), poco o nada iba a rodar yo a cielo descubierto, pero lo importante no era ir luciendo melena al aire, sino conducir el nuevo Ford Mustang V8 atmosférico que podríamos disfrutar.

Así que, llegado el día, la emoción era máxima, tocaba cambiar un Ford por otro, y menudo cambio, pasaba de llevar una Ford Tourneo Connect (próximamente en nuestra sección de pruebas) a un Ford Mustang Convertible GT. Estaba seguro de que iba a ser la comidilla del garaje comunitario (como así fue, nunca mis vecinos han sido tan cordiales conmigo… bueno, sí, cuando conduje el Porsche 911 GTS que pisó la misma plaza de aparcamiento, pero ésa es otra historia).

Impresiones a bordo del Ford Mustang descapotable

Volviendo al test del Ford Mustang 2025, he de decirte que lo primero que me llamó la atención fue sentirme y sentarme en él.

La última (y única vez) que había podido conducir un Ford Mustang fue allá por 2019, también un V8 descapotable de la anterior generación, pero en ese caso, fue algo más que una escapada puerto de Galapagar «pa’rriba», puerto de Galapagar «pa’bajo», un soleado día de invierno, de esos que sí permiten ir descapotados…

Ahora, empero, el día de la recogida era en uno día de otoño que se terciaba frío y con amenaza de lluvia y suelo mojado por la humedad ambiental. Daba igual, enclavado en el asiento del Mustang (el de gasolina, nada que ver con el Mustang Mach E, el eléctrico que también he probado en Divex Motor) la perspectiva del mundo cambia.

La primera impresión que me llevo es que el habitáculo del Ford Mustang Convertible es más amplio de lo que recordaba (y esperaba), de hecho, hay mucho espacio tanto hasta el tirador que permite abrir el techo retractable como a la base de la luna delantera. Es más, es tan amplio, que no se ve el morro.

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La inclinación del capó hace que, como te pongas un poco más abajo de la línea visual, «desaparezca» de tu vista el capó hacia la mitad del mismo, dando una impresión de ser un coche más pequeño de lo que realmente es (4,81 de largo, casi 1,92 de ancho y 1,39 de alto).

Por otro lado, al mirar por el retrovisor, encontrarme con dos oquedades (porque llamarlo asientos es como decir que a una silla plegable de pescador se le puede llamar sofá) donde pueden viajar dos pasajeros… correcto, dos pasajeros sí, pueden viajar dos personas más, pero más adelante te diré qué tipo de pasajeros pueden ir cómodamente en las plazas traseras de un Mustang.

Como te contaba, desde el asiento del conductor, la vida se vuelve más emocionante, sobre todo en cuanto se pulsa el botón de arranque del motor V8… da gusto comprobar que aún hay coches emocionantes en el mercado.

Entonces, las pantallas se encienden, la vida se ilumina y el aire recibe el estruendo (sobre todo gracias al frío) del bloque de 5 litros, 8 cilindros en disposición de V y nada más y nada menos que 446 CV de potencia. El sonido dentro es brutal, de hecho, es lo que más me ha gustado de conducir un Mustang V8: su sonido.

Si al aliciente de contar con un propulsor brutal le sumamos con que se trata de un coche con techo replegable, uno se cree en la cabina de un avión de combate cuya carlinga desplazable aísla al piloto del exterior, dejándolo preparado en la pista de despegue, presto para disfrutar de una experiencia donde la adrenalina y la gasolina se combinan, y no siempre a partes iguales…

Te decía que, además de excitado, uno dentro se siente uno muy cómodo, de hecho, y aunque lo analizaré más adelante en las impresiones de conducción, es muy cómodo.

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El equipamiento del Mustang GT que he probado venía a tope de cuero: asientos, paneles, salpicadero, volante, freno de mano… etcétera. Además, el buen hacer en los mismos supone que a la hora de valorar el coche acabe resultando hasta barato, para lo que ahora mismo vienen costando hasta los coches más mindundis.

Volviendo a las sensaciones en el deportivo V8 descapotable de Ford, en este caso, como mi fráter Rubén quería catarlo, he podido usar el asiento del copiloto. En él uno se encuentra más cómodo, si cabe, que yendo en el del conductor. Obviamente, al quitar el volante y los pedales, uno tiene más aire libre que cuando lo comanda.

Como te decía, las plazas traseras, ya que referirnos a estos espacios como asientos no es lo más apropiado, sirven para que otras dos personas de no más de 1,70 se sumen a la tripulación, pero si se mide más de eso, pueden usarse como espacios donde acoplarse circunstancialmente.

Los únicos viajeros que han ido cómodos detrás en el Mustang descapotable han sido mis hijos: una mide 1,45 y el otro aún va en su silla.

Cualquier persona con una talla mayor que la M y una altura superior a la dicha, tendrá que ir encogido para no tocar el techo.

De hecho, como también ves en estas fotos, yo tocaba con mis rodillas el asiento delantero, que había dejado colocado a mi gusto para simular que un yo mismo estuviera delante de mí, por lo que, muy cómodo no viajaría yo ahí.

Además, otro gran problema del Mustang GT de las plazas traseras es salir de ellas: si entrar es complicado, abandonar su habitáculo desde ahí lo es más. Es un acto de pura fuerza y equilibrio.

Para terminar de dar mi opinión sobre el Ford Mustang en cuanto a su cabina es terminar con el espacio de carga.

El maletero del Ford Mustang Convertible GT es que es más grande de lo que me esperaba. La teoría dice que tiene 381 litros disponibles, y es verdad que tiene la altura de la boca de carga es poca, pero es muy profundo, lo que permite meter tumbada varias maletas tipo de cabina, hasta 3, o un buen lote de otro tipo de bolsas de ropa, tipo de gimnasio o similares, dando lugar a un maletero más que decente para un coche así.

La conducción del Ford Mustang V8 5.0

No te voy a abrumar poniendo datos técnicos y dándote especificaciones sobre arquitectura del mismo. Con unas cuantas fotos me bastan para hacerme entender.

Este coche es tan gordo por dentro como por fuera, impone tanto en parado como en movimiento, es tan brutal cuando se mueve sobre el asfalto como cuando respira entre esfuerzos mecánicos.

Ahora, si por lo general estamos acostumbrados ya a que los coches de hoy en día traigan varios modos de conducción, los del Ford Mustang GT son cuanto menos para que a uno le entre una risa floja al navegar entre ellos sabiendo para qué son.

Carril de aceleración

Es una macarrada que tiene tienes que hacer sí o sí cuando te pones a conducir un Ford Mustang V8. Más cuando uno de los modos, o mejor dicho, de las configuraciones de serie que ofrece este coche se llama así.

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El coche se ajusta solo y tú solo tienes que acelerar… y ya. Es decir, una de las sorpresas que me he llevado al tener en mis manos este deportivo es que no es contundente. Yo me lo esperaba explosivo, radical, extremo… pues no.

Entre que el motor va cogiendo ritmo, sin prisa, pero sin pausa, que la caja de cambios automática de 10 velocidades (de tipo convertidor de par) actúa como tal, y que tira de atrás, pero en recto va de frente, la aceleración desde parado no asusta.

En vía rápida

Antes te decía que no me ha parecido un coche extremo, de hecho, ya en marcha, puedes pisar el acelerador que el coche no te dejará pegado al asiento, va cogiendo velocidad según el régimen de vueltas y de marchas y ya. No impresiona como cabría y yo esperaba.

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Por otro lado me ha sorprendido lo cómodo que es el Mustang, sobre todo cuando viajas medias y largas distancias. Gracias a sus asientos, a su suspensión ajustable y a su aplomo, se mueve muy bien, pero es que es agradable hacer viajes en él.

En curvas

Si que decir tiene que éste no es un coche para ir de tramos, es para conducirlo por carreteras sinuosas, sí, pero con margen de movimiento. Entre sus dimensiones, su peso y su tracción, mejor dicho, propulsión al eje posterior, este coche, a pesar de todas las ayudas, asistentes y ajustes técnicos y tecnológicos que abundan en él, al que se le va el culo rápidamente.

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Luego, tiene modo circuito, que no he probado, y en suelo deslizante, que tampoco, dado que no se ha terciado ninguna situación para ambos, pero también te digo, no veo que este coche, al menos en su configuración GT sea especialmente tandero, tampoco creo que nadie en su sano juicio, saque a pasearlo en plena gota fría, en todo caso, para hacer drift, que para eso también tiene su freno de mano y su impronta innata para culear.

El consumo del Ford Mustang V8

Para completar la información sobre esta prueba del Mustang V8 descapotable, añadiré como nota que creo poco o nada relevante para algún interesado en comprar uno, que me ha costado llevarlo por debajo de 9 litros de gasolina, por suerte acepta 95, pero que la media, yendo tranquilo, no baja de 11, que es fácil ver cómo el ordenador de a bordo marca de repente 15-18 y que cuando el pie se imanta irresolublemente al acelerador… imagínate las marcas de consumo de gasolina que aparecen en la pantalla…

Opinión y valoración del Ford Mustang GT

Su presencia es imponente, va recabando miradas allá donde va y uno, a pesar de saber que no es suyo, engorda su altanería impostada por la situación. Pero ya no voy a pensar en que haya gente interesada en comprar un deportivo para engrosar su ego en base a lo que los demás le destinen.

Quiero pensar y plantearme si merece la pena comprar un Ford Mustang GT por el precio que vale. Por eso, recurro al configurador de Ford para confirmar que el precio de un ejemplar como el que he conducido se pone en un PVP desde más de 72.000 euros.

Bien, son 72.000 euros (para los viejunos como yo, 12 millones de pelas), me pongo a pensar en coches deportivos por unos 70.000 euros y me salen pocos, y menos con motor V8 y casi ninguno con unos 450 CV, ni tampoco descapotables por ese precio y con esa configuración mecánica.

Ahora, ¿hay coches más emocionantes en la conducción que el Mustang? Sí ¿Hay deportivos más exóticos que el Mustang? También ¿Hay un deportivo V8 atmosférico de gasolina y de propulsión por unos 70.000 euros? No, no lo hay.

Y, a menos que su descarte sea por cuestión de marca (fidelidad a otra -talibán- o elección por mero «prestigio» social de otros fabricantes que no sean Ford en el inconsciente social), pocas opciones encuentro ante ofrecer una lista de posibles rivales o alternativas equiparables al Ford Mustang GT V8.

Sinceramente, creo que Ford ha hecho un enorme favor al no traer a España el motor «pequeño» que, como en la anterior generación se ofrecía, resta exclusividad al modelo. Ahora, cada Ford Mustang nuevo que se ve en la calle es uno gordo, el V8, el de 5 litros, el de casi 450 CV caballos: el bueno.

En suma, me lleva a pensar que este coche merece mucho la pena, tanto y sobre todo, por méritos propios, como por demérito o desdoro ajeno: es bonito, arrogante, emocionante y tiene un precio muy competitivo.

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