Prueba: Ford Mustang Mach-E 4X AWD de rango extendido

Prueba: Ford Mustang Mach-E 4X AWD de rango extendido

3 junio, 2022 Desactivado Por Miguel Lorente

Ponte cómodo y disfruta de la prueba del Ford Mustang Mach-E de tracción integral y 351 CV que hemos conducido

Nos está tocando vivir tiempos de transición. Dicen que toda generación tiene la impresión de que durante su etapa vital se concentran hechos que cambiarán la Historia pero, desde luego, en lo que a la automoción, la transición de la movilidad tradicional, la de los coches de gasolina o diésel a los coches eléctricos, pasando por la los híbridos, desde luego que estamos ante un momento bisagra impuesto por los estados y sus normas anticontaminación.

Ahora, durante la historia del automóvil, las tendencias, como cualquier producto, se ven afectadas de la mercadotecnia, de la moda. Y la expansión de los SUV ya no es una moda, es una jodida realidad.

Tanto monta, monta tanto, hagamos confluir las normas con las tendencias, el resultado es que las marcas crean nuevos productos en base a la situación, a veces, haciendo un triple mortal con tirabuzón.

Esto es el Mustang Mach-E, el SUV eléctrico de Ford.

Y hasta aquí mis «prejuicios» ante este modelo, un coche que, por concepto, me supone un cortocircuito, como lo que me supuso la prueba del Ford Puma ST y que me supuso una bofetada en toda la boca. Desde ahora, reset y nuevo paradigma al proyectar mi opinión sobre el Mustang Mach-E.

Análisis del Mustang Mach-E

Pues lo mismo alguno se me asusta si digo que, a priori, el Mach-E (me niego a pensar en este modelo como «el Maki») me recuerda al Ford Kuga. Sí, lo sé, no tiene mucha línea que ver, pero, un rato después de estar dándole vueltas, el coche empieza a mostrar su atractivo.

Posiblemente su mejor cara viene de frente: de su brutal frontal donde el icónico corcel preside una parrilla lisa, como es menester en un EV, que es flanqueada por los faros ceñidos y desafiantes ya conocidos en el Ford Mondeo (no me he vuelto loco, no), y en el Ford Mustang, el Mustang que conocíamos hasta hace poco, que lucen tres haces verticales, lo mismo que las ópticas traseras.

En este recorrido de delante hacia atrás nos hemos saltado la parte mejor disimulada y resuelta del nuevo concepto de Mustang según Ford es decir, que es un SUV.

La silueta va tomando altura llegando a la unión entre el capó y la luna delantera donde, entonces, se lanzan de forma supina hacia y por unos alargados pilares hacia una cúpula que se eleva hasta justo el pilar B y, entonces, comienza un descenso sin prisa pero sin pausa hacia el portón del maletero… un doble y más que bien resuelto ejercicio de ilusionismo por parte de los chicos de diseño, todo sea dicho.

Según llega al cenit, la línea del techo se bifurca en dos: una para la parte estructural y la otra para la estética. La primera oscura que se disipa hasta el alerón sobre la luna, la segunda en el color dominante de la carrocería, de tal forma que es la que se impone sobre la primera cuando miras el coche.

Prueba Ford Mustang Mach-E

Vista lateral trasera

Si te fijas en la foto, lo que, al menos yo y los que hemos visto el coche en vivo, miro el arco que forma en caída tipo fastback el contorno de la puerta trasera y del pilar C, el último, que se inserta de forma suave y, con estilo, en el maletero del Mach-E mientras que la inferior de las ventanillas hacen lo propio en curvatura opuesta.

Otro elemento externo que me llama la atención nada más empezar la prueba del Ford Mustang Mach-E o mejor dicho, que exige mi atención, es saber cómo se abre este coche ya que carece de los tradicionales tiradores o manijas apertura desplegables. Como alternativa, me fijo en una suerte de pequeño alerón en el pilar b, arriba, un botón parecido al símbolo de «On» y, por encima de este, una secuencia numérica… efectivamente: el coche se abre pulsando un botón, tirando del spoiler y, además, se puede desbloquear por pin.

Otro de los lugares adonde se me van los ojos, se quiera o no, es a las las anónimas pero enormes pinzas de freno pintadas en el rojo, color que indica que se trata de un AWD, y que destacan bajo las también enormes llantas. Un buen equipo de frenos, lógico si tenemos en cuenta que sobre este equipo recae la responsabilidad de frenar el peso del Ford Mustang Mach-E es decir, de parar, los 2.690 kg del propio automóvil más lo que cargue en movimiento, ahí es nada.

En conjunto, la vista lateral del Mach-E deja un sabor a mezcla de coupé deportivo imbuido en una carrocería «»»todoterreno»»», con todas las comillas del mundo posibles aunque la marca así lo venda.

El habitáculo del Mustang Mach-E

Entrando ya en el interior, la sensación a bordo del Mach-E espira impronta deportiva, de hecho desde los asientos delanteros, el hipermusculado capó propone un subidón de esteroides a quien domina desde ahí su trayectoria, a pesar de que el que coja el volante ni se haya asomado al gimnasio últimamente.

El volante, con diseño y ergonomía muy agradable, lo mismo que los demás materiales de notable calidad que deberían, entre otros, justificar el precio del Mustang Mach-E que probamos, expone con orgullo el solípedo americano en plena carrera.

Los asientos delanteros son cómodos, agarran y se ajustan al gusto del usuarios, los de atrás resultan duros, de hecho, como diremos luego, en movimiento, llegan a ser excesivamente duros y su banqueta poco apta para culos sensibles.

En la prueba del Ford Mustang Mach-E hemos llegado a sentarnos hasta tres adultos delgaditos en la banqueta trasera y con relativa comodidad aunque, sin duda, como mejor se viaja es yendo solo dos, eso sí pero si tallan menos de 1,85 mejor puesto que, con mi 1,80 y situado en los extremos posteriores, mi cabeza se distanciaba poco más de 10 cm del guarnecido de los pilares aunque, gracias al espectacular techo acristalado, la hipotética sensación de angustia o claustrofobia es abatida por esta cúpula que se ajusta y filtra a las mil maravillas la luz externa para resultar siempre agradable, incluso a un fotofóbico no diagnosticado como yo.

Gracias a un suelo plano, donde se agradece la ausencia del túnel central de la transmisión de los coches térmicos, el espacio y la libertad de movimientos para los pies del ocupante de la plaza central trasera es mayor, algo que no ocurre en el caso de las plazas aledañas que, si se quieren acomodarlos bajos los sofás delanteros tocarán con la parte inferior del asiento. No es incómodo, pero reduce la posibilidad de colocarlos libremente e induce a quedarse sentado con las piernas en ángulo recto casi todo el trayecto, sea corto o largo.

¡No a las tabletas en los coches!

El buen nivel de acabados, los detalles, el uso de materiales de calidad y su equipación, junto con un diseño integral más que acertado, crean una sensación interior propia de cupé deportivo eso sí, por lo que más quieran ¡eliminen esa tableta gigante del salpicadero!

La pantalla principal del Mach-E de casi 40 centímetros en la diagonal es sencillamente injustificable, tanto o más que la del Renault Mégane RS que probamos. Sobre todo su posicionamiento, es como si primero hubieran diseñado el salpicadero y luego se hubieran acordado de que había que incrustar una pantalla… pues sin más ni más, ahí va.

Es enorme, de hecho, es incómoda y hasta me atrevo a decir que peligrosa ya que, por ejemplo la regulación de la climatización y otros elementos de confort ubica los botones táctiles -otra cosa que debería estar prohibida- en una posición donde la vista debe irse muy muy abajo hace que se pierda durante mucho espacio y tiempo el contacto con lo que se tiene delante.

Mientras que la que recoge el cuadro de instrumentación tras el volante es demasiado estrecha y hasta excesivamente sencilla tanto que, a veces, parece que le falta información, detalles, visualizaciones más elaboradas… El matrimonio entre pantallas no está equilibrado.

Más allá de esto, el sistema de info-entretenimiento del Mach-E no es especialmente brillante, simplemente es, es uno más, el de Ford. Gráficos correctos, funciones accesibles y funcionales, mucho espacio libre entre iconos… pero ya. Eso sí, el sistema de audio es para melómanos.

Ahora, otros detalles que no me convencieron fueron, por ejemplo, la bandeja de lona del maletero cuyos soportes no ofrecían demasiada sujeción y acabó soltándose en más de un par de ocasiones tras pasar algún bache o resalto demasiado contundente.

Respecto de la zona de carga posterior, el maletero principal del Mustang Mach-E 4X AWD está muy bien resuelto, de hecho da para meter una maleta de gran tamaño, la típica familiar, y un par de medianas mientras que en el delantero, que viene con un repartidor instalado, que se puede quitar, permite ubicar, por ejemplo, la compra del súper de ese día u otra maleta pequeña. En total unos 500 litros (402 del trasero y 81 del delantero a los que sumar los que aportan los diferentes huecos y espacios interiores del habitáculo).

Ahora viene lo importante ¿es el Mustang Mach-E digno de ser considerarse el Mustang de la nueva era?

La conducción del Mustang Mach-E

Partiendo de la base de que es un SUV eléctrico de tracción integral, cuesta hacerse a la idea de que esto es un Mustang, como dije, la electromovilidad es el Haagendado de la automoción. Para los nostálgicos, ya pueden dejarse las venas largas o seguir viviendo un sueño que llega a su fin hasta que no quede otra que tirar los coches térmicos por el barranco.

Pero de nuevo, replanteemos el paradigma según la coyuntura actual: pongámonos las gafas de la década en la que nos ha tocado hacer la prueba del Ford Mustang Mach-E, un momento en que los SUV mandan y los eléctricos son una necesidad. Ahora, los resilientes, bella pero prostituida habilidad, y los creyentes de nueva fe avanzan con una sonrisa de oreja a oreja. Y lo puedo entender.

Este coche se mueve bien en zonas con curvas consecutivas, rápidas, pero no demasiado cerradas, no es un ratón de montaña pero sí un SUV deportivo para disfrutar de secundarias divertidas de hecho es lejos de las autopistas o autovías donde la limitación máxima limita su potencial, solo en incorporaciones supinas, donde el estado de los neumáticos no nos dejó exprimir el máximo, todo sea dicho de paso, es donde mejor y más se aprovecha su arquitectura, incluido el lastre, nunca mejor dicho, de su naturaleza eléctrica.

Porque la tracción total, el excelente reparto del peso y un par de motores, en teoría y en suma, potentes, aunque la relación entre peso y potencia absoluta no es especialmente espectacular, permite un deslizamiento fluido sobre el asfalto. Es fácil ir rápido, imprime seguridad y aporta dosis emotivas en su manejo, y eso que no transmite demasiado al volante, con una dirección que llega a resultar un tanto rígida pero muy efectiva, y que manda mucha información a través de la suspensión, excesivamente las plazas traseras…

Voy a pasar de puntillas, como el que quiere dejar algo pasar: lo de emular por el sistema de audio el bramido de un muscle car en un coche eléctrico que, entre otros beneficios, se le supone que es eliminar la contaminación acústica (independientemente que sea para con el entorno del coche), me reitero, es hacer un Haagendado épico.

Autonomía y consumo en la prueba del Mustang Mach-E 4X AWD

Respecto del consumo de electricidad del Mach-E Rango Extendida no estoy del todo seguro de que esta unidad refleje del todo bien la realidad.

Durante el tramo de curvas y conducción deportiva y configuración como tal, regeneración al mínimo, 4 pasajeros adultos a bordo y climatizador activo, el coche marcó una media de 15 kWh/h mientras que, probando hasta en tres días los tres modos de conducción (uno el Whisper, otro el Active y finalmente el Untamed) a realizar el mismo tramo urbano (salir por la mañana de casa para dejar a la peque en el cole) en condiciones casi idénticas, con dos ocupantes, un adulto (yo) y un «peso plumilla» (mi hija), sin climatizador, la media de los tres trayectos quedó en 17.

En general, la media combinada de la prueba del Ford Mustang Mach-E de rango extendida con cerca de 300 km recorridos, un tercio en vía rápida, otro en la citada zona «espirituosa» y el último en zona urbana ha quedado, por marcador, en 27.

En teoría, la autonomía del Mach-E como el de la prueba es de 540 y, a su devolución, con un 23 por ciento aún disponible, anunciaba otros 120, lo que me lleva a pensar que podría hacer unos 400-420.

Veredicto: prueba del Ford Mustang Mach-E

Para poder concluir la prueba del Ford Mustang Mach-E que he disfrutado (spoiler, que dicen los modernos) con un juicio sobre una hipotética compra, tengo que recordar que el ejemplar que he conducido tiene un precio desde casi 75.000 euros, según el configurador de Ford. Si me costó  justificar el KIA EV6 que anteriormente probamos pero pude, es ardua tarea hacerlo con este «Maki»… cachis, se me acabó escapando.

Volviendo a lo serio, al veredicto final tras la prueba del Ford Mustang Mach-E, mi la conclusión, opinión y valoración sobre si merece la pena comprar este coche la respuesta es sí. Mi nota estaría entorno al 8 pero también advierto que, como siempre, es un juicio totalmente personal y que entiendo que este coche, por muchos factores, no es para todos los públicos.

Es un buen coche, es divertido, está bien hecho y es útil, quizás no como familiar sobre todo por la dureza con la que se siente en sus plazas traseras.

Es una buena opción de compra para los que busquen un SUV, eléctrico, potente y con buenas sensaciones al volante, tanto dinámicas como de acabados, eso sí, siempre y cuando el presupuesto esté realmente a años luz del los coches eléctricos baratos de 2022.

Porque, en honor a la verdad y teniendo en cuenta lo que hay en el mercado, pensando que cualquier coche eléctrico normalucho casi por descontado que incumple las exigencias para acogerse a las ayudas del Plan MOVES lleva a pensar que el futuro inmediato de la automoción presenta de facto productos de lujo.

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