Cada día, menos luces: a coches más autónomos, conductores más inútiles. El peligro de las luces diurnas automáticas y otros sistemas o asistentes a la conducción

Cada día, menos luces: a coches más autónomos, conductores más inútiles. El peligro de las luces diurnas automáticas y otros sistemas o asistentes a la conducción

24 septiembre, 2021 Desactivado Por Miguel Lorente

Expresamos nuestra preocupación por una tendencia que parece cada vez más habitual en esta nueva anormalidad: circular sin luces o solo con las luces diurnas automáticas y obligatorias en condiciones de baja luminosidad ambiental

Vaya por delante que este texto no es un ataque personal contra nadie ni contra un grupo sino una llamada de atención ante un problema de seguridad vial que, según mi opinión personal, crece cada día como es el de circular sin luces o, expresado más técnicamente, circular sin encender el sistema de iluminación exterior del vehículo cuando sería necesario.

Circular con las luces apagadas o solo con las luces diurnas ¿una práctica cada día más habitual?

Por mis quehaceres diarios, destino las últimas horas del día, tres veces por semana, a salir a correr. Ataviado con prendas de colores llamativos, con piezas reflectantes e, incluso, una linterna con función de titileo que ya me ha evitado algún que otro susto, pero ese es otro tema, me permito describirme como un observador del tráfico urbano nocturno.

Por mi obsesión respecto de los coches y mi propia seguridad, estar pendiente del tráfico que me rodea cuando corro me está alarmando en los últimos meses pero más en concreto desde la vuelta al cole/fin del mes de vacaciones por antonomasia en este país, agosto.

De siempre, ha sido habitual toparse con un conductor despistado que no ha caído en que, ya no solo por ver, sino, sobre todo y no me cansaré de repetir, por dejarse ver, circula con el sistema de alumbrado desactivado, firme candidato así a dar trabajo a las compañías de seguros de coches.
Despistarse durante los primeros instantes o metros al inicio de la marcha es algo que al grueso de conductores nos ha pasado pero que, con la inclusión de sistemas de ayudas o asistentes a la conducción, ADAS, que delegan en la inteligencia artificial del coche la activación de uno u otro conjunto luminoso hace que, precisamente, empieza a ser una rutina ajena u olvidada por el conductor.

Pero lo que desde 2011 es cada vez más flagrante es la desidia o la falta de atención de quienes circulan con las luces diurnas obligatorias porque han tenido la suerte de que su vehículo está obligado a equiparlos desde aquel año.

Recuerdo que uno de los primeros coches de prensa que tuve en mi poder fue un Nissan Juke Nismo de los primeritos. Entonces me sorprendió la potencia de las luces LED diurnas, tanto que me pasé un rato en el garaje comprobando si se encendían las largas, o eran las de cruce o qué demonios iluminaba tanto hasta que comprobé que este equipo de nuevo cuño, por entonces, era casi más potente, en corta distancia, como unas bombillas halógenas de cruce de un coche «viejo».

Sea como fuere, desde entonces procuré estar muy atento a este aspecto en los coches de prueba que me cedían ya que, al tener que instalar luces diurnas obligatorias de serie y, gran parte de estos mismos vehículos, equipar sistemas automáticos de activación o desactivación del equipo de iluminación exterior, podría acabar circulando solo con las luces delanteras pero sin advertir de mi presencia a los conductores que circularan tras de mí.

Pocas luces delante, pero menos detrás

Sitúo al lector: sábado, 23 horas, noche despejada de finales de verano, zona a las afueras de una localidad periférica de Madrid cuyo anillo exterior delimita gracias a una calzada de dos carriles por sentido iluminada por una tétrica y pecaminosa iluminación anaranjada ambiental. Entonces ahí, salido de la nada, aparece un vehículo negro, un Citroën C3 negro, sin una sola luz encendida.

Un coche negro, en una zona casi a oscuras, sin ni una sola luminaria activada ni por delante ni por detrás. Un turismo oscuro como el cielo reinante que según se alejaba quedaba como una mota en movimiento indistinguible del resto del entorno. Hablo de un horizonte desde mi posición que, gracias a repetir el recorrido, sé que sería próxima entre 700 y 900 metros y que, al menos, cuenta con 3 glorietas y varios cruces y que desemboca en una gran glorieta de alta siniestralidad, por cierto, que permite subirse al tráfico de la M-50, circulando sin luces.

El problema no es solo este caso puntual es que, en los últimos tiempos, me encuentro con cada vez más gente utilizando coches nuevos, circulando en población, independientemente de la alta o baja iluminación ambiental, solo con las luces diurnas automáticas ¿por desidia o por falta de interés, formación, empatía…?

Mención al margen en las zonas de veraneo mediterráneas donde gran porcentaje de los coches que circulan son propiedad de compañías de alquiler de automóviles, entonces el coctel es aún más explosivo.

Vecinos con pocas luces

Un caso flagrante es el de los que circulan sin luces por los aparcamientos, sobre todo, los comunitarios de viviendas, además, esos que sabes que son rutinas y casos consagrados.

Independientemente de la luz ambiental, la desidia de los que inician la marcha o se adentran en el garaje sin una sola luz encendida, ni del sistema de alumbrado de sus vehículos pero mucho menos en el sistema nervioso central de quien comanda el mismo automóvil, supone poner en riesgo a los propios vecinos.

De verdad ¿tanto esfuerzo y dinero supone encender las luces del coche lo que se tarda en circular por un garaje por donde y en cualquier momento puede aparecer una persona y, mucho peor, niños?

Aún menos luces

Otra práctica que me está sorprendiendo cada día más la de estacionar en un lugar habilitado como tal y accionar entonces el sistema de iluminación de emergencia, es decir, los conocidos warning.

No ha sido ni una, ni dos, ni tres las veces que en menos de dos semanas, en unas 6-8 noches, he visto gente aparcando en espacios destinados al estacionamiento y activar en ese momento de fin de la maniobra las luces naranjas parpadeantes… ¿para qué? Pues no lo sé.

Más autónomos, más inútiles

Como indicaba al principio, este texto es un «pensamiento en voz alta», una reflexión de alguien preocupado por la seguridad vial, por la educación vial, por la reducción de la siniestralidad a partir de la formación y no de la represión y enamorado de las bondades de la automoción que quiere despertar la sensibilidad de cualquiera que lea este artículo de opinión.

Pero, con una prole de conductores poco avezados en las nuevas tecnologías de seguridad de los coches (eso sí, muy bien informados de la cantidad de puntos wifi que pueden disponer), despistados, perezosos o, sencillamente, poco sensibilizados, podemos empezar a dar nuevos motivos para que vengan los Pacos a poner multas por circular sin luces y entonces nos quejaremos de lo malos que son los buenos, eso, y ojalá que no pasara nunca, cuando no echarnos las manos a la cabeza y tener que llorar una tragedia por haber tenido pocas luces al volante.

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