Toma de contacto: Lotus Exige Sport 350

Toma de contacto: Lotus Exige Sport 350

19 agosto, 2021 Desactivado Por Miguel Lorente

Subirnos a bordo de un Lotus Exige Sport 350 es todo un privilegio, más si se trata de una unidad privada propiedad de un «petrolhead» de pura cepa y que gentilmente nos invita a conocer lo que se siente desde el interior de un coche tan especial como este.

El Lotus Exige es uno de mis coches favoritos, de mi sueños húmedos, sobre todo se convirtió en una obsesión desde que allá por 2012 tuve la suerte de poder deleitarme visualmente con una unidad de exposición llevada al circuito de La Sarthe durante la correspondiente carrera de las 24 horas de Le Mans. Fue cuando me enamoré de ese coche, tanto por concepto como por estética.

Desde entonces, los esfuerzos por sentarme en uno han sido infructuosos. Hasta hoy que he tenido la suerte de poder volver a hacer eso que tanto nos gusta en Divex como es disfrutar de carreteras emocionantes a bordo de coches divertidos, exóticos, exclusivos, unicornios, que dicen algunos, o todo uno como es este Lotus Exige en su configuración como 350 Sport.

La unidad en cuestión es un Lotus Exige Sport 350 Coupé. Un ejemplar nacional, de estreno y con un arsenal de extras cuya única modificación fue el cambio de los Michelin Pilot 4S de serie por los deliciosos semislicks Federal Fz201 que el dueño ha montado.

¿Cómo es el Lotus Exige por fuera?

De primeras su diseño sigue rompe cuellos. Aún yendo a bordo de nuestro Subaru WRX STI , que el que abriera la comitiva de este texto fuera el protagonista del mismo hacía que la berlina deportiva japonesa quedara totalmente ignorada al paso del flamante coche de carreras británico también gracias al anuncio de nuestra llegada a partir de un fascinante sonido, del que hablaré más adelante.

Esta facilidad para atraer miradas de más extraños que propios se debe a su configuración y aspecto como automóvil concebido para el automovilismo deportivo pero homologado para rodar por carretera ordinaria puede hacerlo pasar, perfectamente, por un Ferrari a ojos poco avezados.

Eso sí, sus dimensiones engañan: sus casi 4,10 metros de largo (4,08) en combinación con una altura que deja el techo tan próximo al suelo, tan solo 1,13 m de alto, hacen que en la vista lateral de la sensación de tener ante uno un misil.

Gracias a su anchura (1,80 m), sobre todo cuando uno se va a hacer la foto de la trasera se agacha y se pone frente a las mágicas letras que anuncian el ilustre constructor de tan fascinante máquina, se encuentra una imagen sencillamente brutal. El difusor inferior, propio de un coche de carreras, recoge el doble escape encerrado en una suerte de hexágono discreto que esconde una de las esencias de este coche, como ya avancé, su sonido.

Algo parecido pasa con las protuberancias que suponen los pasos de rueda delanteros que desde el habitáculo, del que hablaré pocos párrafos después, no hacen sino mostrar una portentosa musculatura que también rezuma en su vista exterior lateral y desde el 3/4 delantero.

Las flamantes llantas dejan ver un equipo de frenado brutal y que no son más que una reseña a que este coche está enfocado a ir rápido, muy rápido, sobre todo, gracias a su relación entre peso y potencia: 1.120 kg movidos por un propulsor V6, apoyado por un compresor, que es capaz de producir 350 CV. Un motor ubicado en posición central trasera que dirige su trabajo al eje trasero y que, en este ejemplar, es gestionado por una caja de cambios manual de 6 velocidades.

¿Cómo es la cabina de este Lotus Exige?

Lo primero que llama la atención es el espacio disponible para acceder al interior del coche. Así las cosas se hace inevitable recordar el ejercicio de entrada al Opel Speedster cuya prueba te recomiendo que leas.

Entonces te das cuenta que, otro coche más, estos vehículos no son aptos para todos los públicos ya que, tanto una persona voluminosa o con poca agilidad articulatoria es posible que pueda entrar pero que lo mismo necesita una grúa para poder salir.

Instalados ya en uno de los dos asientos tipo backet, el minimalismo es prácticamente idéntico al que viví en el citado primo lejano Opel Speedster. A pesar de contar con un lujoso pero espartano interior, el coche tiene lo que necesita, y ya.

Como señalé al principio, según nos cuenta su propietario, este Lotus Exige Sport 350 viene con un amplio repositorio de accesorios instalados. Desde un equipo de música cuyo principal dispositivo es un reproductor que pudo ser una novedad hace al menos una década, el analogismo, en el sentido opuesto a digitalización, hace que adentrarse en un coche así suponga viajar en el tiempo, al pasado.

Ni siquiera el cuadro de instrumentación presenta ni un aspecto ni una configuración propia de superdeportivos de hoy en día y coherentes con el precio del Lotus Exige Sport 350 y, lo más «avanzado», es una pequeña pantalla que hace las funciones de ordenador de a bordo con una información más que escueta, similar a la del Nissan 370Z Nismo que ya describimos.

¿Esto significa que sea malo, cutre o ? En absoluto, significa que Lotus no pensó en adornos ni condimentos superfluos para ofrecer un coche que emociona tanto desde fuera como desde dentro y que lo que está ahí, como el paquete de piel Alcantara o, incluso, las alfombrillas, son útiles o necesarias.

El pequeño volante, firmado por Momo, ofrece unas dimensiones acordes con las del pedalier, también pequeño por no decir minúsculo, donde un pie de talla 45 como el mío parece estar pisando hormigas en vez de un acelerador.

El espacio, en cuanto a comodidad para sus ocupantes, es el justo. De hecho, como me decía su dueño «más vale llevarse bien con el acompañante» o bien aprovechar y subir a alguien que te caiga mal para que queden justificados los codazos. De hecho, el asiento no debería estar recomendado para una persona con problemas musculares ni con una envergadura voluminosa.

La altura, de nuevo, del techo y la instalación de los citados backets sobre el piso el coche, dan una sensación propia de estar enclavado en una nave que no se sabe si se lanza o despega. Duda que queda despejada en cuanto se pisa el acelerador.

¿Cómo se comporta el Lotus Exige Sport 350 en movimiento?

Es una locura. Una salvajada. Es lo más parecido a un coche de carreras homologado para circular por carretera ordinaria donde me he sentado. Incluso, habiendo tenido la suerte de montar en varios coches de carreras, las sensaciones dentro y en movimiento te trasladan a un trazado de competición en cuanto  se arranca el motor. Entonces un brutal bramido amenaza el entorno. Una declaración e intenciones. Es cierto y curioso que el sonido desde fuera es más emocionante que desde dentro.

Con el bloque a las espaldas, el bramido del motor, se cuela con un tono más agudo y menos intimidatorio dando paso a las sensaciones de lanzadera que es en cuanto uno pisa el acelerador, suelta el embrague y el coche se dispara hasta las 6.000 vueltas. Con una marca homologada de 3,9 segundos en pasar de la nada a los 100 km/h, su traducción en lenguaje de la calle es, como poco un «jooooooooder».

Dependiendo del modo y configuración activado, el coche puede catapultarse desde parado demostrándose, o bien tan tremendamente eficaz como cabe de esperar para un coche cuya obsesión es perder el menor tiempo posible, o bien un automóvil pero que permita un ligero deslizamiento posterior e mientras trata de hacer que todo su poderío sea gestionado por los neumático y que sea bien conducido hacia el asfalto.

Ese lanzamiento inicial motiva y da paso a la producción masiva de dopamina, endorfina o serotonina ya que uno se siente en plena atracción feriante y que, si la orografía acompaña, sería lo más parecido a una montaña rusa.

Gracias a la combinación entre un contundente y eficaz chasis que se apoya en una suspensión que, nunca mejor dicho, da gusto ver en apoyo, la patada del propulsor hacen que rodar en un Lotus Exige Sport 350 sea tan emocionante pero inversamente proporcional al tiempo que se invierte en ella ya que a la velocidad a la que se puede circular llega a ser irracional.

En carretera sinuosa, el serpenteo de este coche es maravilloso. Fagocitar curvas se hace adictivo pero no lo es menos engullir metro a metro de asfalto en cada recta.

El coche se siente emocionante, es capaz de provocar un hormigueo en el estómago como en pocos coches he sentido.

La sensación de ir rápido, tan rápido cómo la coherencia, la reglamentación y la seguridad vial permitan, es tan adictiva que solo te hace contraponer sensaciones: de una parte, la diversión que provoca conducir un coche como el Lotus Exige Sport 350 y la tristeza que entiendo que supondrá prescindir de estímulos como el sonido del motor o el olor a gasolina cuando este coche abre gas ante la inevitable llegada la movilidad eléctrica deportiva en la que Lotus ya ha sumado uno de los coches más potentes del mundo.

Opinión: Comprar un Lotus Exige Sport 350 ¿merece la pena?

Mucho. Muchísimo si se dispone de ese dinero para comprar y mantener un coche de y por capricho como éste.

En resumen, este Lotus Exige Sport 350, cuyo PVP llegó a ser fijado por el concesionario en casi 90.000 euros, es un lujazo totalmente justificado para un usuario que busca un coche deportivo de pura raza a un precio, razonablemente, lógico sin tener que recurrir a marcas de mayor caché o popularidad pero cuyo resultado, incluso, puede llegar a ser más placentero, si cabe, que esos pesos pesados o vacas sagradas de la automoción deportiva.

Un deportivo no apto ni para todas las personas ni para todos los conductores, aún menos para todos los públicos ya que, como queda patente, no es un coche barato, ni mucho menos, pero que cada céntimo invertido en él revierte unas dosis de felicidad difícilmente cuantificables.

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