Mazda CX-60 AWD 3.3 SKYACTIV-D MHEV

Mazda CX-60 AWD 3.3 SKYACTIV-D MHEV

4 julio, 2025 Desactivado Por Divex Motor

La revisión y actualización del modelo nos permite hacer la prueba del Mazda CX-60 diésel con el motor 3.3 e-SKYACTIV-D híbrido ligero y tracción integral con equipamiento Takumi Plus

Hace un par de años tuve la oportunidad de conducir y disfrutar del Mazda CX-60 diésel, entonces me pareció un muy digno ejemplo de lo que viene a entenderse como «buque insignia», derretido ante su soberbio acabado, la propia naturaleza de este tipo de coches SUV para mí mataba el uso y disfrute del coche en conjunto.

Ahora, con los ahora ya sabidos problemas del Mazda CX-60 en cuanto a su «culo» rebotón, el fabricante asegura haber solventado el problema… y yo creo que parcialmente. Pero luego abundaré sobre esto.

Centrado ya con el de 2025, paso a analizar las sensaciones que me llevan a crear mis opiniones que el Mazda CX-60 diésel con acabado Takumi Plus.

La habitabilidad y el confort del Mazda CX-60 Takumi Plus

Como te decía, tengo en muy alta estima mi primer contacto con el CX-60 porque, como siempre, el acabado Homura me parece soberbio, ya lo he dicho. Tanto por presencia como por consistencia, es el que más me gusta.

Ahora, el grado Takumi Plus aporta más luminosidad al interior al presentar un conjunto estético en tonos claros, para mi gusto, horteras. No me gusta nada la tela que cubre el salpicadero, soy más partidario de pieles (aunque sean, como dicen los «gretaecorresilienteysostenibles» veganas) y tampoco me ha gustado la conjunción de este tipo de tejidos con piezas que simulan, o entiendo, madera, o entiendo bambú, por ser japonés.

En cualquier caso, te hablo de la visual, no me gusta, porque no me gustan los interiores claros. Distinto es entender el altísimo nivel de calidad y materiales usados, eso es, sin duda, irrefutable. Como suele ser habitual en los equipamientos Mazda de mayor calado, es excelente.

Sigue pareciéndome extraño, pero a la vez muy digno de agradecer, que la pantalla situada en lo alto y centro del salpicadero sea estrecha y su interfaz tan sencilla (aunque, a veces sea eterno teclear con la ruleta una dirección en el navegador), en tiempos donde deben pensar que cuantas más pantallas y más grandes, mejor (no miro a nadie, Xpeng…) que tengas una que no entorpezca la visión delantera y que no distraiga, resulta encomiable.

Aún así, ya digo que, según como está el patio, no es raro que alguien muy vanguardista puede llegar a encontrar la apariencia y manejo de lo digital del coche «arcaico»… a mi gusto, perfecto.

Volviendo con el confort y la habitabilidad del equipamiento Takumi Plus en el Mazda CX-60 de 2025, si uno va de las comodísimas y bien presentadas y construidas butacas delanteras, y uno se desliza a las traseras, entenderá que es donde más podrá deleitarse un ocupante en sus trayectos, básicamente por el enorme espacio que ofrece para 2 ocupantes y el más que amplio para 3.

Con una altura de la cúpula que parece mayor si se descorre el parasol que bloquea el techo solar practicable, la distancia de cualquiera de los pasajeros de los lados de la banqueta trasera a las puertas, incluso a los pilares, es muy generosa. Con esto y con una distancia entre ejes (2,87 m) que permite crear un habitáculo muy espacioso, es tremendamente difícil que el viajero toque con sus rodillas el respaldo del conductor o acompañante. Para un tipo como yo, de algo más de 1,75 de altura, la distancia libre quedaba así.

Pensando en el último espacio interior que me queda por analizar, que es el maletero del Mazda CX-60 diésel microhíbrido, la teoría dice que cubica hasta 570 litros, la práctica te dice que puedes irte de vacaciones un mes con la familia y todos sus bártulos sin problema, si me apuras, como en el caso del anterior que probamos, siendo un muy buen candidato a ser uno de los mejores coches para viajar por perros, si además eres amante de los SUV.

La conducción del Mazda CX-60 3.3 diésel AWD 8 AT MHEV

Ahora llegamos a uno de los puntos críticos en la prueba del Mazda CX-60 diésel con el enorme motor de 6 cilindros en línea, 3.283 cc, que produce hasta 254 CV, que dirige todo su poderío a las 4 ruedas a través de una caja de cambios automática de 8 velocidades y que viene asistido por un equipo de hibridación ligera…

Y me refiero a que este conjunto me ha producido opiniones enfrentadas.

De una parte, conducir un SUV que, en vacío, ya pesa 1.959 kg y cuyo consumo homologado es de 5,5 litros a los 100, a mí, con mucho aire acondicionado puesto, bastante uso en urbano y un par de viajes de medio recorrido, uno por carreteras rurales abulenses dignas de tramo de rally; se quedó en 5,6, aunque los primeros días de uso, en condiciones más habituales para mí logré hacer los primeros 150 km con 5,2; me parece muy pero que muy digno de destacar.

Por otro, la gestión de los 254 CV de potencia y un par de hasta 550 Nm me ha dejado un sabor de boca amargo, y más que por el motor, por la caja de cambios automática de 8 velocidades. Más propia de una respuesta de una de tipo CVT, me ha parecido que, mientras que el motor generaba el trabajo que con el acelerador se le pedía, la transmisión a las 4 ruedas era lenta, progresiva, sí, pero lenta, solo activando el modo Sport (tiene tres, ése, el Normal y el Off-road) el coche tiene una respuesta «no desesperante».

Es cierto que, una vez que tiene velocidad, en modo Normal, le pisas, y el coche toma impulso, pero en parado, por ejemplo en incorporaciones, no da confianza y eso que los 550 Nm de par los podrías esperar contundentes… no lo son. Tampoco te vale ir cambiando de marchas con las levas tras el volante, aunque la gestión del régimen es correcto, la llegada a las ruedas del trabajo conjunto resulta inmediato.

Luego, sufre las habituales derivas propias de automóviles con unas dimensiones como las suyas (4,75 x 1,89 x 1,68) y una arquitectura de este tipo… Tiene una suspensión muy rebotona, a pesar de haber sido revisada por los citados problemas acaecidos en la primera tanda de esta generación, aún así, probando a pasar resaltos urbanos con cierta maldad, el coche sigue sufriendo, literalmente.

He podido recorrer algunos cientos de metros por caminos muy inclinados de tierra fina y suelta, el coche en modo Off-road va bien, correcto, la tracción permanente, su distancia al suelo y una suspensión blanda hacen lo que deben para circular por ese tipo de superficies con dignidad.

Eso sí, no se me ocurriría meterme con éste donde otros SUV para hacer off-road se defenderían mucho mejor… pero porque ni del lejos me plantearía usar un Mazda CX-60 como todoterreno.

El sistema híbrido que equipa tiene como protagonista un motor eléctrico que genera 17 CV y hasta 153 Nm y viene a ser alimentado por una batería de 0,33 kWh, con esto permite aliviar el consumo de gasolina y, en determinadas ocasiones, sustituir brevemente al térmico, por ejemplo, circulando a vela en vías rápidas, pero nunca suprime la primacía del diésel, que a lo sumo se desconecta brevemente mientras el eléctrico puede entrar en acción, si la situación es propicia.

Entiendo que, por su configuración (AWD, diésel, automático) sea uno de los mejores SUV para remolcar caravanas, pero a mí me ha dejado un tanto decepcionado en cuanto a su respuesta dinámica.

Valoración y opinión según el precio del Mazda CX-60 Takumi Plus

Como has estado leyendo en la prueba del Mazda CX-60 diésel, la unidad que he conducido durante los 7 días que ha sido cedido y los más de 650 km recorridos, corresponde al del motor 3,3 L AWD 8AT MHEV y equipamiento Takumi Plis que tiene un precio de partida desde los 69.548 euros.

Es un precio realmente alto, aunque por equipamiento y configuración lo pueda entender, si ir más lejos, a pesar de que el Homura Plus es más barato, unos 2.000 menos, yo me quedaría con ése frente a este Takumi Plus, porque visualmente me gusta más.

Por otro lado, es un SUV de lujo a precio de uno más o menos de gama media de otras marcas, y, cotejando el mercado, para alguien interesado en comprar un SUV por unos 70.000 euros, es muy buena opción, incluso en cuanto al gasto de carburante.

Igualmente, me sigue convenciendo muchísimo la opción de que haya coches híbridos con motores diésel, más este tipo de automóviles que son muy convenientes para largos recorridos, porque además sirven de llave para entrar a las zonas de bajas emisiones gracias a la etiqueta ECO que lucen.

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