Prueba: Opel Grandland GS 1.2 Turbo gasolina
23 junio, 2023Haciendo la prueba del Opel Grandland nos encontramos una sorpresa que solo conocerán quienes accedan al texto del test…
Te voy a explicar por qué pedí a Opel que nos cediera una unidad de prensa para hacer la prueba del Opel Grandland: iba yo paseando por la calle cuando, aparcado me topé con uno cuya carrocería en negro brillante me hizo fijarme más aún en él, más que nada por lo bien que le sentaba ese color a ese coche. Literalmente, con un coche de por medio de distancia, casualmente, intuyo, porque, como digo, se trataba de una calle cualquiera de un barrio corriente de una localidad periférica de Madrid, había un Opel Astra PHEV como el que probamos, también el mismo negro.
La visión de estos dos coches, a cada cual le sentaba aún mejor el negro sobre su «piel», me hizo pensar: si hemos probado ya el Astra, ahora toca el Grandland. Y así hice.Introducciones que no aportan nada, te contaré que para la prueba del Opel Grandland, como ves, la unidad de test, que equipa el acabado GS, no era bañada en negro, si no en un azul (irremediablemente «peugeotero») que, igualmente, al responsable de los coches de prensa de Opel así le hice saber según me entregó las llaves «qué bonito es, qué bien le sienta este azul», no pude reprimirme a decirle.
Porque así es, este Grandland de nuevo cuño, porque no de generación, pero sí de profunda renovación estética y parcialmente en lo tecnológico, es mucho más bonito que del que parte, el que data desde 2018, y que en 2022 asumió este profundísima revisión que recogemos en este artículo
El nuevo Opel Grandland GS por fuera
Como te decía, la arquitectura no ha cambiado: es un SUV mediano, de casi 4,5 metros (4.470 mm para que el demonio no se ría de la mentira) emparentado con otros de PSA, como es el Peugeot 3008, cuyo Azul Célebes, y el Kobalt Blue son idénticos bajo los rayos del sol.
Posiblemente este color, además del citado negro, sea de los que mejor le sientan porque, sin que esta caja haya roto con el que estéticamente reemplaza, tiene una composición muy particular. Sin llegar a ser un rompecabezas visual como son el Nissan Juke o el Toyota C-HR, este coche es muy resultón y más en este azul eléctrico.El negro lacado que baña piezas como las llantas (ay las llantas… más vale que te separes de los bordillos si quieres mantener ese color sobre ellas…), los alerones que se apoyan sobre los pilares C y que llevan la visual de la foto que ves arriba hacia el techo y, por ende, a la luna delantera, que vierte, de nuevo, el brillante negro sobre la nueva y seña de identidad parrilla de Opel, apoyan este acabado sobre las piezas de los paragolpes también pintadas en este color y que flanquean los pasos de rueda que envuelven a las citadas llantas con las que empecé esta descripción.
El interior del Opel Grandland GS
El coche peca de PSA. De hecho este equipamiento superior GS de Opel te lleva a sentirte como en un Peugeot de gama media.
A pesar de contar con la instrumentación digital, no cuenta con la parafernalia del i-Cockpit de Peugeot como la del 2008 GT que probamos, los mandos como el del selector de velocidades, el botón de los modos o del freno de estacionamiento son de Peugeot, de PSA (aunque no todo es de PSA, o al menos hay detalles «ocultos» que así lo delatan)Es cierto que, sin ser un habitáculo conspicuo lleno de materiales de gran calidad y/o rimbombantes, el conjunto resulta correcto y agradable en el día a día, es decir, no es un Jaguar F-Pace HSE Dynamic como el que probamos pero tampoco es el de un SUV low-cost.
Los asientos, tapizados mayoritariamente en tela son cómodos y su regulación resulta útil, en las plazas traseras, ajustados a mi altura los delanteros, me ha sorprendido el espacio libre para las rodillas de un pasajero como yo mismo que lo haga detrás.
Y si de espacio detrás se trata, el maletero del Opel Grandland resulta correcto para los devenires habituales de una familia de, dígase la mía, de cuatro integrantes, siendo uno de ellos un niño con y en uso de carro/silla de paseo (de cierre tipo tijera en mi caso) que ha cabido junto, o más bien, bajo bultos como mochilas escolares y bultos variados y que, sin duda, daría cabida a, al menos tres maletas de tipo cabina o una de volumen medio ya que el espacio disponible asciende hasta 512 litros.
Prueba de conducción del Opel Grandland
El Opel Grandland trasmite unas sensaciones propias de SUV medianos, qué quiere decir eso, pues lo dicho: que es un SUV de manual: es alto, tiene buena visibilidad por los cuatro costados, incluso es aceptable en su mirada por la luneta trasera a través de la luna posterior, y en movimiento acusa inercias laterales.Eso sí, me ha sorprendido de este Grandland es que en glorietas de pequeño radio (1 carril) se puede entrar relativamente fuerte y brusco con él, que no acusa ese bamboleo que sí sufre en altas velocidades en curvas más pronunciadas.
De hecho, esto lo achaco, en parte, la positiva, a los neumáticos que calzaba la unidad de la prueba del Opel Grandland que lees, unos Michelin Primacy 4.Unas ruedas que también he sentido que agarraban demasiado y restaban respuesta del motor de 130 CV, por ejemplo, en reducciones para aumentar potencia y ganar velocidad en vías rápidas.
En cualquier caso, en ciudad el coche se mueve bien, incluso respecto del mantra aquel sobre la controversia del viraje en los Opel que, en parado, su ángulo de giro es generoso lo que permite apurar mucho en parado, por ejemplo, en estacionamientos de espacio comprometido, o en cambios de sentido.
Con un consumo moderadamente aceptable, siempre y cuando no sea el hábitat principal en el que pretenda usarse (según mis datos; 7,2 L/100 en varias mediciones que hice en población y en trayectos cortos), lo mejor de él en ciudad lo da como buen «SUVebordillos» que es, traga muy bien los malditos badenes y resaltos desplegados sobre las vías urbanas sin necesidad de aminorar la velocidad, siempre y cuando esta sea lógica para pasar uno sin sentirse Michael Knigth a bordo de KITT.En carretera el coche es algo ruidoso cuando se superan los 110 km. Posiblemente debido a los mismos neumáticos ya que en el interior recibí más ruido propio de rodadura que de motor, que también. No corta conversaciones pero no es el espacio ZEN para meditar.
De igual forma, los modos de conducción podrían ser sustituibles por el botón «Turbo Boost» de KITT ya que, por mí, suprimiría el letal modo ECO que, como indico, aniquila la capacidad de circular ya que se baja el consumo a cambio de aminorar excesivamente la velocidad, lo que lleva a pisar el acelerador para no perderla y se vuelve a un casi idéntico consumo que en el modo Normal, el más equilibrado porque, a pesar del Sport, este solo sirve para recibir un desproporcionado ruido procedente de la caja de cambios, la automática EAT8 de, valga la redundancia, 8 velocidades que se revoluciona más para aportar algo más de inmediatez en aras de lanzar en un momento indicado el vehículo y nada recomendable, por su inmediatez inapropiada en otros momentos de la conducción que no sea buscar un «lo quiero aquí y lo quiero ahora» el aporte de par extra.La citada caja de cambios viene asociada a unas levas que bien podrían prescindirse de ellas ya que, si se deja actuar de forma autónoma a la caja de cambios no resulta ni intrusiva ni desajustada y las pequeñas levas por aportan ni siquiera en un momento de querer mayor respuesta del propulsor.
Ahora, el consumo en carreteras de media-alta velocidad es el que mejor valor arroja en cuanto al consumo del Opel Granland 1.2 Turbo que se quedó en 5,2 litros. Luego, en altas, autovía, por ejemplo, de 6 no bajas.En total, la media absoluta de este coche a lo largo de la semana de prueba del Opel Grandland de este texto se quedó en 6,2; con mayoría de kilometraje hecho en carreteras secundarias (de máximas de 90), mucho urbano y un test de media-larga distancia.
Opinión, conclusión y valoración de compra de un Grandland GS
El precio de un Opel Grandland GS como el que he tenido, según el configurador de la marca, asciende a 38 063 euros, que no es poco, de hecho, hasta algo más que el del Peugeot 3008, para mí, rival más que directo.
Este hecho puede ser un definitivo y en contra del de origen alemán en favor del francés ya que, quien busque, sobre todo, un ambiente más innovador, tecnológico, incluso, futurista, lo tiene en el Peugeot, mientras que, el que busque aún botones analógicos, como nos ocurre a los de Divex Motor, en un entorno más sencillo, menos distópico y añejo, se sentirá más cómodo en el Opel.
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