¿Merece la pena comprar un KIA Sportage de segunda mano? Prueba y opinión
23 agosto, 2022Si piensas comprar un KIA Sportage de segunda mano te interesa leer la prueba de la unidad de 2018 con motor CRDi, 136 CV, 4×4 y acabado GT Line Extreme que hemos disfrutado
Son muchos los que buscan SUV de segunda mano con pocos años, un kilometraje contenido y, sobre todo, a buen precio. Pues la prueba que os traemos sirve de ejemplo de todo esto o, al menos, de casi todo lo más importante a la hora de plantearse cuál es el automóvil más adecuado a nuestras necesidades.
En este artículo, lo hacemos en primera persona a través de la prueba del KIA Sportage 1.6 CRDI 136 CV 4×4 GT Line Extreme, un ejemplar matriculado a finales de 2018, por lo que está próximo a tener que pasar su primera ITV y cuyo PVP nuevo era de unos 32.600 euros por ser el de la caja manual de 6 velocidades, la automática de 7 subía hasta los 35.000 largos.
Análisis exterior del KIA Sportage 1.6 CRDi GT Line Extreme
Lo más llamativo de este coche es su equipamiento a partir del acabado GT Line Extreme, el tope de gama. Esto supone, en su imagen delantera, presentarse con la entonces parrilla «tiger nouse» en una acabado más lustroso, un paragolpes que ofrece una presencia más contundente y toques en negro brillo y gris mate, faros Full Led,
Las llantas de 19 pulgadas recaban toda la atención en su fotografía lateral y visten un neumático destinado al uso en asfalto.
En la zaga, el paragolpes contiene un difusor inferior muy marcado que queda flanqueado con dos simuladas colas de escapes, ya que, en realidad el motor expulsa sus gases por un único escape, y sobre la luna del portón, otro difusor que, al igual que los espejos, luce en el mismo color que la carrocería.
El habitáculo del KIA Sportage GT Line Extreme
Sin duda es lo mejor del coche: su cabina.
El paquete GT Line Extreme es todo un acierto y se agradece desde el momento en que se abre la puerta. Los detalles visuales se complementan con los táctiles ya que, a la vista y al tacto, los materiales que presenta, sin ser de alta calidad, lo parecen y lo simulan con gran maestría.
Este coche se concibe a partir de combinar elementos deportivos, como el pedalier, el volante achatado por abajo, las costuras de los asientos en rojo… con una presencia distinguida, como es el uso de materiales que implementan su buena presencia, como el material en símil de cuero que recubre todo el salpicadero o los paneles de las puertas, es decir, el concepto GT está y se siente desde su habitáculo.
De hecho, respecto de las sensaciones, la posición de conducción es mucho mejor que en otros SUV como podría ser el Nissan Qashqai de anterior generación y la ergonomía de los asientos es muy buena a la vez que equilibrada ya que, además de ser cómodos, sobre todo en largos viajes, son efectivos en cuanto a la reducción y absorción de inercias, talón de Aquiles de este tipo de vehículos.
Las plazas delanteras, gracias a estas butacas que cuentan con calefacción y ventilación, son muy cómodas y la más espaciosa, por lógica, es la del copiloto.
Entre ambas se encuentra la consola central y una botonera física que controla desde el climatizador hasta el equipo multimedia que se gestiona, a su vez, a través de la pantalla principal.
Entre ambos asientos delanteros, la palanca de cambios y una serie de botones propios de un coche de corte montaraz, como el de bloqueo de la tracción AWD o el control de descenso en pendiente, algo que este vehículo no se presta en demasía para emular o formar parte de los SUV aspirantes a todoterreno.
Yendo a las plazas posteriores, si es cierto que el KIA Sportage GT Line Extreme se homologa para tres pasajeros, deberían ser de tallaje asiático, es decir, delgados y de poca envergadura ya que, en caso de ser de corte ibérico, aunque se trate de personas de mi talla (de una estatura de 1,80 m y un tallaje de chaqueta M), no resultaría muy cómodo viajar más allá de hasta la próxima estación de Metro donde apearme y subirme a un tren.
Igualmente, hemos introducido dos sillas infantiles y el espacio entre ambos es realmente estrecho lo cual hace que, para quienes estén pensando en comprar un KIA Sportage de segunda mano de la generación extinta tengan claro que la plaza posterior central queda relegada, de todas todas, a un uso de corte testimonial.
Lo mejor de esta banqueta posterior es que, al igual que los delanteros, se ajusta en distancia e inclinación, amoldándose mejor al gusto del pasajero.
Ahora, si se trata de viajar dos adultos en las plazas traseras del KIA Sportage de 2018, lo podrán hacer casi tan cómodo como los que ocupan las delanteras por la salvedad de que, por los pilares C, se reduce relativamente la distancia de la cabeza al techo a pesar de que la línea de la cúpula no desciende de súbito hasta llegar prácticamente al citado difusor superior.
El maletero del KIA Sportage 1.6 CRDI 4×4
Debido a su tracción integral y a la ausencia, en ese momento estaba próximo a ser sustituido por el bloque híbrido ligero, de un motor electrificado, el espacio para la carga se reduce a 480 litros que se amplían en casi 1.000 más si se abanten los respaldos posteriores hasta los 1.469.
Y decimos reduce ya que, si se piensa en comprar el KIA Sportage de segunda mano para uso familiar, es decir, como potencial vehículo de traslado de todo un grupo, su maletero no es especialmente grande.
Podría estar mejor resuelto, en parte, debido a las protuberancias de los pasos de rueda y de un piso alto que dificulta la introducción de bultos pesados.
Se puede alojar una maleta grande y algunos otros bultos, como bolsas de calzado, mochilas o similares usando los «montículos» de los pasos de rueda y el espacio al fondo que quedan pero ya. Es cierto que el uso de una cortinilla a modo de telón que cubre y separa el maletero del KIA Sportage 1.6 CRDi 4×4 del habitáculo permite meter y ampliar algo su capacidad pero no ganarás más allá de poder meter una mochila o paquete plano.
El dinamismo del KIA Sportage diésel de tracción integral
Si estás pensando en comprar un KIA Sportage de segunda mano para salir al campo puede que te lleves una decepción porque, a pesar de ser un SUV 4×4, donde mejor funciona este sistema es en asfalto. De hecho, se nos antoja como mejor SUV para remolcar que para hacer off-road.
Sobre pistas no asfaltadas, se mueve pero, habida cuenta de la importancia de equipar unos neumáticos adecuados, este todocamino no es apto para todo tipo de camino ya que, cuanto más difícil se pone, peor lo lleva. Por eso donde más se disfruta es en carretera.
En ciudad el KIA Sportage diésel es cómodo por la generosa visión 360 y la altura a la que la vista se posiciona desde la butaca de comandante en jefe del vehículo. Luego, peca de inercias en rotondas de amplio radio a pesar de que se mueve con corrección en calles de giro perpendicular a la trayectoria.
En vías rápidas ofrece lo que se espera de él: comodidad. No es rápido de respuesta, no es contundente, sus marchas exigen un manejo progresivo hasta llegar a las 6ª, en la que te olvidas y solo te importa el nivel del depósito de combustible.
En la prueba de este coche, a los interesados en comprar un KIA Sportage de segunda mano 4×4 y diésel de 136 CV, les interesará saber que el consumo medio se ha ido a 5,4 litros; obteniendo en carretera 5,1 y en ciudad a 5,8 habiendo sido en este tipo de escenario donde mayor tiempo hemos pasado en él.
Conclusión final ¿podría comprar un KIA Sportage de segunda mano?
Como he dicho antes, de esta camada, encuentro como rivales del KIA Sportage al Nissan Qashqai como principal; por ADN, al Hyundai Santa Fe; como referencia comercial del momento al Volkswagen Tiguan y en concepto emulador aventurero al Jeep Compass (pero no el mismo 4xe que probamos si no al 1.6 Multijet CRDi).
De todos ellos, respecto de mi experiencia a bordo de este abanico de opciones y alternativas a comprar un KIA Sportage de segunda mano, sin duda el paquete GT Line sería lo más definitorio de este coche en cuanto a su relación calidad-precio.
Si buscara comodidad, sobre todo, al volante, sería mi opción principal si atendemos a que, actualmente, es posible comprar un KIA Sportage de segunda mano por unos 24.000 euros.
De todas formas y, como siempre, te recomendamos que, en caso de tener ya en el radar cualquier coche usado, lo lleves a un taller mecánico, y si es uno de confianza, mejor que mejor, donde poder hacerle una revisión y evitar disgustos después de comprarlo.
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