La movilidad eléctrica deportiva es el Häagendado de la automoción
12 febrero, 2021Los coches deportivos con motores térmicos han sido condenados a muerte, irremediablemente, sus sucesores serán coches eléctricos pero ¿podremos considerarlos deportivos?
«A rey muerto, rey puesto» o «El rey ha muerto, ¡viva el rey!». No pretendo ser yo el que patente el agua caliente acuñando el término Häagendado, de hecho, si a alguien tuviera que asignar, si bien no su creación, sí su uso habitual, es a mi esposa, pero tampoco sé si es narrativa propia.
La cuestión es que, haciendo un híbrido entre un producto original, como es la marca de helados a la que le corresponde hasta la práctica mitad del concepto, y el sucedáneo, elaborado para una famosa cadena de supermercados cuyo nombre no pienso nombrar, el dulce resultante deja un buen sabor de boca pero no llega a alcanzar el nivel que provoca el que dio con la tecla que hace explotar el placer. Algo parecido intuyo que sucederá con la movilidad eléctrica a partir de la nueva era de la industria de la automoción a menos que nos salve la gasolina sintética o e-fuel.
Cuando hace cerca de una década probé por primera vez un coche eléctrico, un Nissan Leaf, me sorprendió la patada que era capaz de generar un automóvil tan feo, tan poco atractivo, tan poco deportivo, podía ofrecer. Es más, dado su peso y reparto de masas, junto con su arquitectura, en la toma de contacto que pude hacer, me dejó fascinado lo bien que se movía «eso» por curvas de alta velocidad y no se desenvolvía nada mal en zona revirada. Era como un contrasentido: este coche horrible es capaz de dejarme pegado al asiento y, encima, llega a ser divertido.
A lo largo de los años, sobre todo, los últimos cuatro años, he podido conducir desde furgonetas hasta MPV eléctricas, urbanos, utilitarios o los terribles SUV en su configuración como vehículos de «cero emisiones» y me faltan comillas.
Es cierto que me ha faltado probar algún que otro deportivo, de pura cepa, entiéndaseme, no en el sentido atávico de la palabra, sino conceptual, para estar seguro de poder afirmar que la electromovilidad será divertida, pero en un grado inferior a la movilidad basada en el uso del petróleo. Me explico.
A pesar de que haya bestiales propuestas sobre el tapete donde un conjunto eléctrico venga a ofrecer unas descomunales cantidades de potencia y par generado, la ausencia de un estrés mecánico, la patada en el vació, el sonido a lavadora centrifugando, la asepsia de una entrega inmediata, autómata, fría (literalmente) de un propulsor eléctrico de un coche, entiendo que, no será igual que la que imprime un propulsor candente y caliente, emanando, literalmente fuego, humos, ruidos y potencia a partir de una transformación energética química.
Esa es otra ¿realmente la movilidad eléctrica va a salvarnos del calentamiento global, de la polución atmosférica, del estrés urbano…? Lo dudo, como mucho, mitigará, que no será poco y compensará relativamente el maltrato al que ¿sólo desde el sector de la automoción? se hace contra el planeta.
Como trato de indicar, los coches eléctricos serán el sucedáneo del dulce original, tendrán su valor, su aporte, su validez y utilidad, no cabe duda, pero no podrán alcanzará a ofrecer las mismas sensaciones, emociones, placeres que los térmicos por la sencilla razón que la fotografía digital no llega, ni de lejos, a la analógica, como el mp3 al vinilo, como el helado Hacendado al Häagen daaz… mierda, lo dije, porque su naturaleza es completamente diferente, ergo, inigualable, y eso que aún no hemos hablado de coches autónomos…
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